Páginas

lunes, 9 de abril de 2018

EL PRECIO DE UN SUEÑO!!! EL CABALLO PARAULATO



“El caballo Paraulato”, era el caballo más lindo que tengo en la memoria de niño. Era un caballo blanco como decir el caballo de Bolívar. Muy alegre y brioso que tenia Aurelio Cardozo Guía en nuestra época de los Naranjos, era de muy buena medra y comía mucho, así que siempre estaba bien gordo y bello. Yo soñaba con montarlo pero era muy niño de apenas 6 años y no me dejaban, ya Juan Cancio mi tío con 12 años de edad, me dice que si lo dejaban montarlo, ya que no lo recuerdo, pero cuenta mi tío que le dieron un golpe un toro destoconado en la manga de Coche cuando se celebraban en esa época sus fiestas patronales, por eso no lo pudo cornear. Pero el caballo tenía un grana gran hinchazón permanente en el área abdominal que no le rompió la piel, pero si el área muscular y hasta el peritoneo se vería lesionado y se le formo una tremenda fibrosis que a lo que mi tío llamaba un hematoma o golpe que parecía un gran chichón muy duro.Pero ese caballo tan brioso y barquineador como esos caballos que bailaban en las películas mexicanas de Antonio Aguilar y Pedro Infante que eran en blanco y negro en donde el cataba y el caballo iba pegando brinquitos y caminaba de lado y se cruzaba de un lado al otro siguiendo el ritmo de su música. Y eso no se ve en los caballos cuartos de milla. Solo los mexicanos, los caballos criollos Venezolanos y algunos colombianos. Estoy muy seguro que esos genes de caballos bailadores vienen de la descendencia que dejaron los caballos traídos desde España. Que a lo largo de la invasión española cuando Cortez saqueo a los Aztecas exterminando toda su población para robar las riquezas de nuestra América, y en nuestros países fueron esparciendo sus genes de pueblo en pueblo y de batalla en batalla. Que bello y que inteligente es el caballo mexicano y nosotros de pendejos salimos a inundar a nuestro país con caballos cuartos de milla. No he visto mas caballos bailando que esos. Y ya eso no se ve en ninguna manga porque los caballos criollos han ido desapareciendo.

Me cuenta mi tío Juan Cancio que el caballo Paraulato se lo negocio Aurelio Cardozo a Eugenio Ramírez, gente querida del Cafetal que fueron como padres de nosotros, en donde ellos dominaban el negocio puerta a puerta de alquiler de caballos para niños.

A los meses después, se lo cornearon a Aurelio coleando en las Fiestas Patronales de Petare que se celebraban en Enero. La manga de petare que quedaba en lo que ahora es la urbanización de la Urbina por donde está el Mc Donalds en Caracas. Recuerdo que fue en el área torácica del lado derecho. Y al pobre Paraulato se lo llevaron corneado en un camión hasta Los Naranjos. Recuerdo que un coleador de esa época que se llamaba Félix Blanco tenía un caballo blanco y bellísimo llamado Fuego Lento que siempre estaba muy gordo y bonito, también coleaba El Charro Luna y su hijo que coleaban en un caballo cabo negro llamado Raspin Fly, el Chivo García que montaba al Peña de Oro alazanoy su hermano Humbertico que coleaba en el caballo Único, Los hermanos Vizcarrondo, el Dr. Alfredo, Antonio y Federico y sus famosos caballos, el caballo Manchado de Alfredo también llamado el Pinta e lapa, el Tamarindo de Antonio y el Manco que tenía una pata mala y era un fenómeno que el un día de toros saco 6 toros de puerta con 2 remontas en las fiestas patronales del Valle o manga antigua de Coche que quedaba al lado del Liceo Pedro Emilio Coll, el Moro Negro de Federico. Francisco Bolaños quien coleaba en su caballo El Clarín que era castaño y la yegua La Garza que Rucia. El Negro Pereira en su caballo Mocho Rucio que era corneto de una oreja. Escupe Lejos cuyo nombre era Jacinto Tovar que coleaba en el caballo de los hermanos Vizcarrondo El Rey que era castaño a quien mi admirado poeta le compuso y tiene un joropo autoría de Federico Vizcarrondo y paso doble también. Manuel León quien ahora es de Guárico y que coleaba en los caballos de los hermanos Vizcarrondo en especial en el caballo moro manco. Era época de hombres valientes que no temían al reto. Se salía en turnos de hasta 12 coleadores en mangas que eran de palo y se coleaba sin casco la tradición exigía liqui-liqui y sombrero con zapatos de cuero y espuelas, algunos con botas para la época.

Y así tenia Aurelio a Paraulato, lo tenía comiendo pasto picado y maíz amarillo como era la tradición para los mejores caballos de esos tiempos. “Enpuestao” en un puesto de palos de madera y techo de zinc que tenía debajo de un inmenso árbol que estaba a un lado de su casa. Seguro seria un Samán, porque yo de niño lo recuerdo inmenso y alto, ¡muy alto y frondoso!. Y todas esa muchachera Sandro, Lingo, Catireta, Luis, Jorge y Jesus que eran hermanos, que ibamos a joder a casa de Aurelio habían guindado un columpio y nunca faltaba que subían al más pendejo y lo dejaban allá arriba en el árbol todo el día, lo que era un juego muy peligroso y alguien se pudo haber matado en ese juego. Pero así era todo en esa época, peligroso, pero sano. No había una gota de maldad en esos juegos. Igual tenían uno muy malo de que perseguían a alguno para darle una sala y se tiraban corriendo por un voladero que quedaba por el sector de las mandarinas, también era un juego muy peligroso.

Pasaron muchos días para que ese caballo tan bonito se muriera. Yo solo sé que duro más de dos semanas en ese estado, como buen caballo criollo era muy resistente, muy fuerte. La última vez que lo vi estaba acostado en un cerrito de estiércol que se había formado al lado de su puesto. Como si fuera ayer lo recuerdo, como resollaba por la herida y se escuchaba clarito como el aire entraba y salía por esa cornada, el olor nauseabundo de sus tejidos y este evento ocurrió hace 42 años. El caballo se consumió por completo murió en estado de emaciación.

Es difícil poder entender los conceptos que van de estar en una buena condición corporal, y ver a un ejemplar consumirse día a día y ver su pérdida de peso hasta consumirse por completo. Como poder aprenderse esos conceptos de caletre en la universidad en mi época de estudiante en la UCV en mi amada Facultad de Ciencias Veterinarias, y la diferencias de poder verlos con tus propios ojos a tan temprana edad con solo 6 años. Como se me podían olvidan todas estas experiencias? Momentos llenos de recuerdos inolvidables de hombres de verdad. Las mismas me acompañarán hasta la tumba.

En esos días no se escuchaba que apareciera por esos lares ni un solo veterinario, todo era lo que esa gente pudiera hacer solo. Y en eso llego el que iba a salvar a Paraulato y todos nosotros asombrados ya que venía “Bolaños” el coleador de La Guairita!, el tipo que si podía salvar al caballo que ya estaba con el cuero pegado del carapacho. Y recuerdo que llego con una aguja, un frasco de suero y unas vitaminas y le puso el suero y nosotros como unos gafos asombrados de ver cómo le agarro la vena, y hasta seguramente creeríamos que ya el caballo se iba a salvar. Pobrecitos nosotros! Pero no, que va el caballo al poco tiempo murió. Es que de verdad, ni en estos días de haber ocurrido esto, el caballo se habría salvado. Es que no había como salvarlo. De haber estado yo allí con los conocimientos de hoy, lo habría sacrificado en el acto. No había como salvarlo.

Fueron infinitas las vivencias que allí vivimos mi tío y yo. Había un grupo de personas de la época que era de lo mejor y éramos como una gran familia que giraba en torno a nuestro querido Aurelio Cardozo Guía, quien era como un padre para nosotros. Y allí a ese lugar llegábamos todos caminando a lo que ahora es la majestuosa urbanización de Los Naranjos en Caracas. Ya que para esa época no había asfalto ni carreteras apropiadas en esa urbanización. Y en lo que ahora es el centro comercial que esta en la entrada de Los Naranjos allí vendía empanas la negra Marcolina y su hijo Fransuá. Cuando la urbanización comenzó los sacaron como a unos perros de su casita y allí vivieron tirados en el piso anta la vista gorda de las autoridades en la entrada de la urbanización. ¡Que indolencia! Mas nunca supimos de ellos.



Era todo monte y culebra. Todo estaba sectorizado por nosotros y lo denominábamos por sus características, estaba la zona de los eucaliptos que quedaba por lo que ahora es el centro comercial; bambusal, las mandarinas, los mangos, las naranjas. Etc. Cada vez que mi tío lee estos escritos llora de recordar esos tiempos que no volverán. Ambos éramos unos huérfanos. El con su padre muerto y yo con el mío quien sabe donde metido de cabeza en la selva de guerrillero y perseguido por el gobierno para matarlo. Suena estúpido a estas alturas hablar de esta situación pero llegaba el día del padre y donde estaba el mío?, llegaba mi cumpleaños y mi papa?, llegaba Diciembre, navidades y año nuevo ¿y?. No había una figura paterna y el primero que nos daba cariño ese era un papa. Gracias a esa situación yo sanamente en mi mente logre ver en cada hombre importante de mi vida un potencial padre y a estas alturas de mi vida ya he tenido muchos papas y a todos les pido la bendición. Mi tío Juan y yo teníamos a Aurelio. A él le hacía yo las tarjetas del día del padre. ¿Y no sé si mi tío también?, nunca le he preguntado.

Y allá en los Naranjos también estaba la vaca “Chuta”, que era una vaca que tenía Aurelio y un muchacho llamado Rafai Ramón amigo de nosotros era el encargado de ordeñarla. La vaca no tenía cola, algún accidente tuvo pero era así. Recuerdo que llegábamos casi que de madrugada casi que amaneciendo, salíamos de noche de la casa caminando como unos loquitos a levantar a Aurelio y su mujer. Ester salía a echarle el maíz picao a las gallinas y las bichas salían corriendo como locas a comer el maíz. Estaban pero súper amaestradas. Casi que hablaban. Y luego prendía la leña del fogón para hacer las arepas y la pared de la cocina llena de hollín. Hasta la plancha era de la época de la colonia, se calentaba en el fogón y con eso le planchaba la ropa a Aurelio.
Estaba también unos conejos enjaulados que recuerdo salía yo con Aurelio a cortarles monte que tenían unas florecitas amarillas que decía el que eran muy buenas para engordarlos. Y vi por primera vez a un conejo copular con una coneja y que risa. El conejo tiene una forma muy particular de procrearse, ya que al final de montar a la coneja se tira para atrás como las comiquitas de Condorito y se queda como muerto pataleando. Y eso para mí era muy gracioso.

Estaba también un chivo padrote que era un peligro. Era gris casi que azul, muy grande y fuerte, de cuernos inmensos. No tenía límites en atacar a quien fuera con una agilidad impresionante y el juego de los más grandes era enfrentar el maldito chivo ese. Un día lo recuerdo como si fuera ayer se monto en un camioncito que tenia Aurelio de un solo brinco en el techo persiguiéndome y yo aterrado me logre meter adentro del camión creía que me iba a matar el bicho ese, que animal tan furioso y que miedo le tenía yo. Otro de los juegos peligrosos de la época. Y también había muchas chivas. Eso era un paraíso terrenal para cualquier niño o joven, y hasta había un manantial natural que aún existe en la actualidad. Pregunten en donde queda la iglesia de los naranjos y allí lo van a encontrar. Ese es exactamente el manantial de este cuento y allí se desarrollo esta época tan bella de mi vida. Era como vivir en una ilusión eterna. Y luego se hacía de tarde y nos agarraba la noche bajando por esa carretera a pie. Y yo de verdad que nunca vi a mi mamá preocupada por mí o mi tío. Y mi abuela era como una mamá para Aurelio.

En esos días apareció en esos lares que era el gordo Perucho, un muchacho de las Minas de Baruta que tenía un caballo bayo que corría muy duro pero era muy torcido de las manos. Era como cambeto, maneto, y seria hasta peligroso correrlo porque caminando a veces se tropezaba, pero corriendo nunca se cayó que yo supiera. Con ese grado de desaplomo hoy en día ni que hiciera magia lo podría enderezar. Y miren que yo sé de eso.
Mi mamá que era muy bella, una mujer de 28 años como dicen en el campo ya hecha. Tenía novios a montón y le hacían cola y se peleaban por ella que era la más linda del mundo, inteligente y abogada. Era la Dra. Garanton. La catira, toda una novedad. En esos tiempos ser un abogado o doctor en lo que fuera, era ser alguien respetable, alguien de relevancia y diferente al resto. Hoy día cualquier perro calientero o taxista es Doctor. No sé qué paso ni cuando ocurrió. Pero ya no es lo mismo que era antes. El grado de irrespeto y mala educación de la población no tiene nombre. Mi mama dice que fueron las drogas que aparecieron y corrompieron a la sociedad, y con el grado de alteración de la mente que producen, esto fue minando a la población hasta que llegamos a este grado de corrupción social en que vivimos.
En aquellos tiempos ocurrió el secuestro del niño Vegas que ocurrió cerca de mi casa, y eso causo un revuelo impresionante en el país. El niño fue secuestrado por su hermano mayor y unos amigos de la Universidad. Lean “Cuatro crímenes cuatro poderes”, que allí esta descrito. Incluso existe una película de esos días donde se relata muy bien la historia. En cambio el secuestro en estos días en que estamos viviendo es el pan de cada día. No existe una familia a la que no le hubieran secuestrado a alguien. Yo he tenido suerte, imagino que me irán a matar el día que lo intenten. Por mi temperamento no creo que me puedan someter así de facilito. Me iré a morir, pero no lo creo. La Virgen del Carmen me protege con su mando milagroso y yo soy un hijo de Dios. Además los espíritus de mi abuela y abuelo no lo va a permitir. El grado de corrupción en el que vivimos en estos días es casi que incontrolable. No sé ¿qué medidas llegaran a implementar los gobiernos del mundo? Pero no lo veo nada fácil.
En fin, yo crecí en un espacio y en un tiempo en donde existía el respeto al letrado, a la persona mayor, a la familia, a las religiones, al amor. Ahora todo está torcido o patas arriba.

De cualquier manera a la edad de 9 años apareció en mi vida un papa. No tenía mi sangre, ni mi apellido. Pero era mi papá, al fin un papa. Mi mamá no me lo pudo buscar mejor. ¡Que tipazo! este hombre que me ha querido tanto en todos estos años. Su nombre es el Arquitecto Ernesto Fuenmayor Nava. Qué alegría la mía que mi mama se casara, al fin alguien a quien darle la tarjeta del día del padre! Al fin alguien a quien decirle papá! Alguien que me representara y muy bien que lo hizo. A su lado nunca me falto nada y sin pedir nunca nada tuve en exceso de todo. Recuerdo que mi primer niño Jesús en el que el llego a la casa luego de casados fue impresionante, me regalaron de todo lo que un equipo de beisbol pueda tener, fue increíble y o no lo podía creer. Un hombre muy bien vestido, elegante como él solo, con una vida profesional solida. No falto a ningún acto relacionado con mi vida y para todo había un regalo dado con amor. En momentos difíciles dio la cara por mí y yo lo amo con locura. El me regalo mi primer caballo y el segundo y el tercero también y todo lo que se le pone al caballo también y su champú diario se lo terminaba y el nunca me reclamo nada. Fue un padre impecable, y nació mi hermano Ernesto Raúl Fuenmayor quien en la actualidad es abogado de profesión y decidió irse a vivir a Fl. USA con su nueva familia y allá está. Un día se levanto y dijo, me voy a vivir a Miami, vendió todo lo q tenia y cuando digo todo es que hasta los perros los vendió. Y cuenta mi mama que solo le quedo la muda de ropa que tenia. Y allá está trabajando mucho, ya tengo 5 años y algo sin verlo.

Ya tenía yo 9 años siendo hijo único de una madre que hacía muy bien los dos papeles, pero no importa lo que hiciera ella no era mi papá.

Me dice mi gran amigo y apoyo Antonio Morral “pater is pater, mater is mater per se”
Mi abuela, nos acompaño por un largo trecho de la vida. Lamentablemente sufrió de varios infartos que fueron minando sus fuerzas y murió una triste tarde llena de complicaciones ranales y pulmonares que imposibilitaron su existencia en este mundo terrenal. Igualito sueño mucho con ella luego de tantos años que ya se fue y le pido mucho que me ayude y lo hace. Una y otra vez.
Mi tío Juan su hijo sufrió amargamente su despedida, paso largos días como un loquito cada vez que se tomaba unos tragos y se iba a la casa del cafetal a pegarle gritos desde la calle; “mama!, Mama!!” gritaba una y otra vez. Pero su mama no salía asomada por la ventana como siempre lo hacía. Hasta que un buen día dejo de hacerlo. Es que mi abuela lo quería mucho y protegía. Era su cachorrito.

Desafortunadamente para nosotros y para los caballos, los dueños deciden llamarnos cuando lo único que falta es abrirle el hueco al caballo para tirarlo y enterrarlo.
Eso me ha dado mucha fama. En unos caso de asesino y en otros de haber hecho un milagro. Por ser el tipo que mas caballos ha matado en el mundo, y por el otro, las manos que llevaron a cabo el milagro del que el caballo se salvara o de que la yegua se preñara.

He disfrutado mucho ese papelito que me ha dado la vida. Un papel controversial pero que por el otro me ha permitido lucirme de lo lindo.

En los años en que me dedicaba en Colombia a congelarle semen a esa gran cantidad de grandes campeones de la época de oro de la “Hacienda la Loma” propiedad de Don Fabio Ochoa, se me dio la oportunidad,( gracias a Carlitos Silva y Evencio Gómez, amigos venezolanos y mis clientes desde hacia tiempo) de tratar por primera vez un famoso caballo Paso Fino en la hacienda La Vitrina, propiedad de uno de los hijos de Don Fabio llamado Juan David Ochoa quien ha mantenido la tradición de criar y exihibir los caballos de la familia Ochoa en el mundo entero. De este caballo llamado “Privilegio” conservo documento fílmico del tratamiento completo ya que su dueño en esos días se encontraba en la cárcel que ellos mismos los hijos de Don Fabio se construyeron el Itagüí, Medellín a donde los llegue a visitar 4 veces. Y quería ver lo que se le hacía a su caballo. Y fui una linda mañana a la finca y pude ver el caballo por primera vez. Estaba tirado en el suelo y lo paraban con gran dificultad para servir a alguna yegua buena del criadero y lo metían en un puesto pulcramente cuidado. El caballo comía en el suelo, bebía agua y lo mantenían muy bien cuidado por exigencias de su propietario.

Era un caballo castaño que mostraba un inmenso dolor para caminar. El solo pararse para él era una tortura. Pero luego de un esfuerzo lo hacía, escasamente lograba dar algunos pasos.

Al revisar sus cascos que tenían un crecimiento totalmente anormal, parecía un caparazón de una tortuga y al hacer percusión sonaba esa estructura hueca por dentro. La tercera falange estaba expuesta al medio ambiente a través de la suela con una rotación de 90 grados y al remover la muralla de ambas manos esta estaba rodeada de una severa hipertrofia de lo que una vez fue el complejo laminar. Y mucho material necrótico rodeaba el hueso. En vista de que no tenía herramientas propias ya que no iba a Colombia para eso, un herrero de la zona me prestó las suyas. Pase mucho trabajo pues los equipos eran inadecuados y retrasaron el trabajo, pero logre luego de pasar todo el día hacer un excelente trabajo y el caballo luego de ser herrado mensualmente por mi, logro su recuperación toral. El dueño feliz lo vendió a un criador Raúl Parra aquí de Venezuela en un poco de dólares y yo cobre lo mío.

La gente en Colombia espantada con lo que estaban viendo. Esta técnica era para ese momento relativamente nueva. Y un buen amigo de Michigan, Dave Ferguson la expuso en un congreso en Ky. USA resultando un fiasco ya que dicha técnica existía hacia décadas y ya estaba publicada hacía muchos años por el Dr. Pires de la universidad de Buenos Aires. Allí en esa universidad, existe un museo en su nombre y una exposición muy buena de lesiones pódales cambios morfológicos de piezas verdaderas y una infinidad de herraduras terapéuticas y correctivas. El museo estaba abandonado. Imagino que nadie la da la importancia que realmente tiene. Es una de las colecciones más ricas que he podido ver en mi vida y es una lástima. Se ve que en alguna época estuvo manejado por uno de esos ignorantes que abundan y pintaron las herraduras que allí existen de color plateado y se ven horribles. El herrero que las forjo debió ser muy buen forjador. No aparece su nombre por ningún lado. Y no sé si a estas alturas el museo existe o lo arreglaron. Esa bella Universidad de Buenos Aires la visite en unas conferencias que allí impartí a mediados del 2003 y participe en la primara competencia de herreros que por cierto gané. Y no me dieron el trofeo porque se había perdido el del primer lugar, que risa. Los demás si estaban todos allí, el del pendejo, no. Que me lo mandarían después a Venezuela. Pero creo q en tortuga. Nunca llego.
Ese tipo de cosas pasan comúnmente en Latino América. En México me hicieron lo mismo. Gane la competencia y me gane un lindo yunque, el cual me lo mandarían al hotel y nunca llego. Se perdió en el camino, que risa.

Claro, que el competidor por lo general no compite por el premio eso es banal. La mejor recompensa del competidor es ganar y a mí me gusta ganar en todo lo que hago. Soy muy competitivo desde que me recuerdo siempre he competido en algo y la vida es para mí una competencia. Para mí lo importante no es competir, sino ganar! Quedar de segundo es una humillación para mí. No me gusta ser el primer perdedor. Y eso es el segundo lugar. El que pudo ganar y no lo logro. Eso para mí es una pesadilla. En la vida hay que ganar.

En el comedor universitario en Maracay en mis días de estudiante universitario, mis amigos y yo competíamos a ver quien comía más rápido, jijiji era muy divertido. Y el que ganaba armaba un escándalo y tiraba los cubiertos en el plato y se paraba gritando, gane.

Los deportes colectivos nunca me han gustado. Jugué beisbol de niño, pero nunca me apasiono. Lo mío era donde yo le ganara a todos. El atletismo en el colegio, luego los toros coleados, después competí en todo el mundo en competencias de forjas de herraduras y herrando caballos, y ahora recientemente, agarre el golf que me apasionaba y gane en 3 años 59 trofeos que exhibía con orgullo en mi casa. Pero ya no existen, al irme de mi casa luego de 20 años de matrimonio mis hijas me los botaron adecuadamente guardados en unas lindas cajas de basura envueltos en papel de periódico y allí quedaron. Ya no significan nada para mí. Todo eso es vanidad. Mi casa estuvo siempre llena de trofeos medallas y premios, títulos, reconocimientos. Cosas buenas formaron mi figura. Ahora solo quedan los recuerdos. Todo es efímero.


Participe en los toros coleados, desde los 12 años hasta los 25 en forma obsesiva y compulsiva. Era como una enfermedad. Todos los fines de semana coleaba como un loquito. Y si no coleaba pensaba en hacerlo. Mil cosas viví en esos toros. Recorrí toda Venezuela con mi camioneta y un tráiler pegado a ella y mis dos yeguas de coleo. Fui a 6 campeonatos nacionales. Que en mi época no es como ahora. Uno lo hacía solo por el reconocimiento y un trofeo. Y uno se hacía matar por ganar. Y mis yeguas no las vendía por ninguna plata que me ofrecieran. Eran como mis hijas. Y mi vida ha sido esta y la viviría igualita de nuevo si pudiera.



Dr.Carlos Federico Rodriguez Garantón. GRADUADO EN LA UCV-FCV 1987 MI VIDA DEDICADA A LOS CABALLOS CRIADO EN EL CAFETAL CCS VENEZUELA. HE TRABAJADO CON CABALLOS DE PASO FINO EN TODOS LOS PAÍSES DONDE EXISTEN Y HE JUZGADO, MONTADO, HERRADO, CURADO CABALLOS TODA MI VIDA. PADRE DE CARLA GABRIELA Y ALEXANDRA RODRIGUEZ. HIJO DE ALÍ RODRÍGUEZ Y ELSA GARANTÓN NICOLAI. COLIE DESDE LOS 12 AÑOS HASTA LOS 25 Y CLASIFIQUE A 6 CAMPEONATOS NACIONALES POR EL ESTADO MIRANDA. TRABAJE 13 AÑOS COMO DIRECTOR DE LOS SERVICIOS VETERINARIOS DE LOS HIPÓDROMOS DE VENEZUELA. AHORA DEDICADO A ENSEÑAR TODO LO QUE SE A TODO EL QUE QUIERA APRENDER DE MI. DIOS ES MI GUÍA!. AMEN!

1 comentario:

  1. Excelente historias, épocas que no han de volver pero cuanto dejaron.....

    ResponderEliminar